demandado respuestas verídicas
a los gobernantes y líderes,
con integridad, honestidad y valentía,
sobre qué es lo que está pasando,
y cual es la verdadera motivación
de tanta arenga vocinglera
y manipulación social y mediática,
teniendo siempre en cuenta
que no hay dádivas desinteresadas,
que lo que tiene un valor real
cuesta esfuerzo personal y entrega,
y a como el dicho popular nos dice:
no hay almuerzos gratis, ni prebendas.
Y la solución, individual o colectiva, a tanto sufrimiento
se ve cada vez más lejana
mientras va cada vez más en aumento.
Por no querer comprender cuanto más fácil
sería el vivir si nos apegáramos
a los valores morales correctos
y siguiéramos íntegramente
las simples reglas de la vida
que nos depara el sentido común,
aunque no tan común en estos tiempos tan inciertos.
Y si el vivir de tal manera nos pudiera condenar
al ostracismo, el rechazo o a sufrir las injusticias,
no por eso debemos claudicar, sino más bien
silbemos, cara al viento, y sigamos adelante,
transitando los caminos correctos.
Bendícelos, Señor.
Tú sabes, Señor, que los que están leyendo esto
son muy especiales para mí.
Agradezcamos a todos aquellos,
a quienes les importa lo suficiente
el mantener un pensamiento positivo,
y comparten sus sentimientos y sus mejores deseos
para todos nosotros y aquellos
que hagan un alto en su agitada vida
y mediten en todo esto,
y que esperanzadoramente
lo hagan parte de sus vidas,
para un cambio por el bienestar propio,
tanto nuestro,
como de nuestras familias y amigos,
así como de todo el conglomerado social
del mundo entero
sin distinciones ni discriminaciones algunas.