Comencemos la ardua tarea de la reconciliación con nosotros mismos y la apertura hacia el futuro enfrentando las circunstancias con valentía y optimismo.
Como requisito indispensable y sin querer aparecer a los ojos de tanta gente desesperanzada como otro más de esos cristianos que a fuerza de querer tener levantados los ojos al cielo de sus utópicamente privilegiadas existencias viven una existencia virtual divorciada de las realidades.
No quiero aparecer como otro de tantos que a fuerza de querer torcer la mano de Dios para que derrame sus bendiciones lo visualizamos como si fuera propiedad nuestra o un esclavo comprado a precio de guate mojado por nuestras supuestas conversiones, súplicas, oraciones, e invocaciones orientadas tan solo hacia nuestras humanas conveniencias.
Pero, eso sí, quiero enfatizar que somos hijos de Él, y que El como padre amoroso, es cierto que protege y que bendice pero también corrige y endereza, y aún más, respetando nuestras talvez egoístas decisiones nos permite desviarnos del camino para que aprendamos aunque sea a la brava y en carne propia los desatinos y los desaciertos cuando queremos tomar en forma exclusiva las riendas de nuestra vida y destino.
Sin embargo, o precisamente porque somos sus hijos, siempre nos recuerda que nos hizo a su imagen y a su semejanza, aún cuando nos encontremos sumergidos en las más densas tinieblas, y que como tales, imágenes y semejanzas, tenemos impresa en lo más íntimo de nuestro ser la valía reflejada de la inmensidad de su divina presencia.
Porque somos valiosos, y El nos lo recuerda a través de los pensamientos positivos y generosos de los muchos que se toman en serio la búsqueda real e integral del significado del individuo y la vida.
Meditemos en los conceptos que definen esta inmensa valía, y que podremos ver en el video al final de estos comentarios. Y demos gracias a Dios por las personas que con mesura y sabiduría interior nos los ofrecen.
¡Obsérvate a ti mismo inmerso en tus tinieblas interiores! y después observa a tu alrededor la belleza de la obra de tu Creador… ¡Observa, piensa y medita!
¿No crees que sería bueno hacer un inventario de tu vida? Para así vivir con mayor alegría y optimismo.
¿Por qué llorar porque te aprieta el zapato si otros caminan con zapatones rotos, otros más tan solo sueñan con tenerlos y muchos otros, aunque no tengan pies, le sonríen a la vida?
¿Por qué vivir pensando en el 10% de las cosas que nos hacen sufrir y no recordar el 90% de las cosas que nos salen bien y alegran nuestra vida?
Los millones de células trabajando continuamente en perfecta armonía. Tu cerebro y sus neuronas irremplazables por ninguna computadora. Tu corazón latiendo año tras año, sin importar si estás dormido o despierto. Tus pulmones que purifican el aire que reciben. Tus ojos que te permiten gozar de la magia de los colores, la luz, la simpatía de las personas y la majestad de la naturaleza.
Eres una persona humana, y el único ser que puede hablar, razonar y calmar al airado, animar al abatido, estimular al cobarde y decir... ¡Te quiero!
En tus oídos vibran el viento, el reír de los niños, la suave música de las orquestas, el trepidar de las aguas espumantes y las palabras amables de las personas que estimas.
Te puedes mover, no eres un árbol amarrado a una pequeña porción de tierra. Puedes pasear, correr, bailar, hacer deporte o migrar a otras tierras.
Tu sangre es un formidable tesoro. En cada célula hay moléculas y en cada molécula un átomo que oscila más de 10 millones de veces por segundo.
Ahora pregúntate: ¿Crees que no vale la pena tu vida?
Lo triste es que dedicamos mucho tiempo pensando en lo que nos hace falta y casi nunca nos detenemos a recordar y agradecer lo muchísimo bueno que nos ofrece la vida.
Por todo ello ¡No veas solo lo que te hace falta… ¡Agradece lo que ya tienes no solo con respecto a tu cuerpo.
Aplícalo también a la familia y a las amistades que forman el círculo interior de tu existencia y a las comodidades que disfrutas y hasta las oportunidades que se te han presentado y has talvez desperdiciado.
En el camino de la vida has cuentas de tus bienes, y de tus alegrías también. No pierdas tiempo haciendo cuentas de tus males.
Como requisito indispensable y sin querer aparecer a los ojos de tanta gente desesperanzada como otro más de esos cristianos que a fuerza de querer tener levantados los ojos al cielo de sus utópicamente privilegiadas existencias viven una existencia virtual divorciada de las realidades.
No quiero aparecer como otro de tantos que a fuerza de querer torcer la mano de Dios para que derrame sus bendiciones lo visualizamos como si fuera propiedad nuestra o un esclavo comprado a precio de guate mojado por nuestras supuestas conversiones, súplicas, oraciones, e invocaciones orientadas tan solo hacia nuestras humanas conveniencias.
Pero, eso sí, quiero enfatizar que somos hijos de Él, y que El como padre amoroso, es cierto que protege y que bendice pero también corrige y endereza, y aún más, respetando nuestras talvez egoístas decisiones nos permite desviarnos del camino para que aprendamos aunque sea a la brava y en carne propia los desatinos y los desaciertos cuando queremos tomar en forma exclusiva las riendas de nuestra vida y destino.
Sin embargo, o precisamente porque somos sus hijos, siempre nos recuerda que nos hizo a su imagen y a su semejanza, aún cuando nos encontremos sumergidos en las más densas tinieblas, y que como tales, imágenes y semejanzas, tenemos impresa en lo más íntimo de nuestro ser la valía reflejada de la inmensidad de su divina presencia.
Porque somos valiosos, y El nos lo recuerda a través de los pensamientos positivos y generosos de los muchos que se toman en serio la búsqueda real e integral del significado del individuo y la vida.
Meditemos en los conceptos que definen esta inmensa valía, y que podremos ver en el video al final de estos comentarios. Y demos gracias a Dios por las personas que con mesura y sabiduría interior nos los ofrecen.
¡Obsérvate a ti mismo inmerso en tus tinieblas interiores! y después observa a tu alrededor la belleza de la obra de tu Creador… ¡Observa, piensa y medita!
¿No crees que sería bueno hacer un inventario de tu vida? Para así vivir con mayor alegría y optimismo.
¿Por qué llorar porque te aprieta el zapato si otros caminan con zapatones rotos, otros más tan solo sueñan con tenerlos y muchos otros, aunque no tengan pies, le sonríen a la vida?
¿Por qué vivir pensando en el 10% de las cosas que nos hacen sufrir y no recordar el 90% de las cosas que nos salen bien y alegran nuestra vida?
Los millones de células trabajando continuamente en perfecta armonía. Tu cerebro y sus neuronas irremplazables por ninguna computadora. Tu corazón latiendo año tras año, sin importar si estás dormido o despierto. Tus pulmones que purifican el aire que reciben. Tus ojos que te permiten gozar de la magia de los colores, la luz, la simpatía de las personas y la majestad de la naturaleza.
Eres una persona humana, y el único ser que puede hablar, razonar y calmar al airado, animar al abatido, estimular al cobarde y decir... ¡Te quiero!
En tus oídos vibran el viento, el reír de los niños, la suave música de las orquestas, el trepidar de las aguas espumantes y las palabras amables de las personas que estimas.
Te puedes mover, no eres un árbol amarrado a una pequeña porción de tierra. Puedes pasear, correr, bailar, hacer deporte o migrar a otras tierras.
Tu sangre es un formidable tesoro. En cada célula hay moléculas y en cada molécula un átomo que oscila más de 10 millones de veces por segundo.
Ahora pregúntate: ¿Crees que no vale la pena tu vida?
Lo triste es que dedicamos mucho tiempo pensando en lo que nos hace falta y casi nunca nos detenemos a recordar y agradecer lo muchísimo bueno que nos ofrece la vida.
Por todo ello ¡No veas solo lo que te hace falta… ¡Agradece lo que ya tienes no solo con respecto a tu cuerpo.
Aplícalo también a la familia y a las amistades que forman el círculo interior de tu existencia y a las comodidades que disfrutas y hasta las oportunidades que se te han presentado y has talvez desperdiciado.
En el camino de la vida has cuentas de tus bienes, y de tus alegrías también. No pierdas tiempo haciendo cuentas de tus males.
Colecciona pensamientos alegres y optimistas, y no te olvides de alejar de tu mente esos cuervos llamados “pensamientos pesimistas” y “recuerdos tristes”.
Y sabes por qué?..
¡Porque vales M U C H Í S I M O!
¡Porque vales M U C H Í S I M O!
¡M U C H Í S I M O! ¡M U C H Í S I M O! ¡M U C H Í S I M O!
¡M U C H Í S I M O! ¡M U C H Í S I M O! ¡M U C H Í S I M O!
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