Monday, September 22, 2008

Más acerca de palmeras, crisis, desafíos, crecimiento y muchas otras cosas importantes de la vida…

Hace apenas unos pocos días estuve compartiendo pensamientos sobre la toma de conciencia de cómo la naturaleza nos enseña lecciones de humanidad cálida y profunda, mostrándonos en la armonía de los seres, creaturas y elementos vivientes la imprescindible similitud y compatibilidad de la creación entera.

Me refería especialmente a una palmera real creciendo en las calurosas aceras de la capital de Nicaragua. Tan solo dos días después, ya en El Salvador, recibí de mis amigos una serie de fotografías de los estragos de uno de los más terribles huracanes, al mismo tiempo que idílicas representaciones de las bellezas naturales de los parajes más paradisíacos esparcidos por todo el ámbito terrestre.

No diré que sorprendentemente, sino más bien, coincidentemente en todas ellas aparecían palmeras omnipresentes en toda clase de circunstancias placenteras o adversas.

Y en una interesante y coincidente reiteración de conceptos, al día siguiente, invitado por mi hijo mayor a un retiro espiritual de hombres de todas las edades disfrutaba de la emotiva permanencia en un lugar muy especial a la orilla de un lago al que llegamos recorriendo carreteras, caminos empedrados, a lo largo de verdeantes senderos bordeados por viviendas de todos los aspectos posibles.


Tan solamente un día después, invitado por mi hijo mayor a un retiro espiritual de hombres de todas las edades disfrutaba de la emotiva permanencia en un lugar muy especial a la orilla de un lago al que llegamos recorriendo carreteras, caminos empedrados, a lo largo de verdeantes senderos bordeados por viviendas de todos los aspectos posibles.

Los comentarios variaban al observar desde los más suntuosos chalets donde como si fueran bicicletas se reportaba que solían verse usualmente parqueados no menos de dos helicópteros, hasta las humildes viviendas desde donde nos veían pasar a los confortablemente transportados que iban en busca de alimento y solaz espiritual en medio de la esplendorosa belleza de la vegetación que rodeaba el edificio donde resonarían los cantos y alabanzas.

Pero lo que más me impresionó fueron las palmeras que tal y cual la palmera de mi calurosa acera en mi solar nativo, me transmitía la secuencia de la verdadera razón de su existencia ya no tan solamente en el ámbito material sino en el espiritual ambiente que nos adentraría dentro de nuestra vivencia interior en comunión con nuestro Salvador y Señor de nuestras vidas.

El mensaje transmitido a mi emoción y a mi espíritu fue la consciencia de que si deseamos transcender a nuestras tribulaciones, circunstancias y presiones sociales, debiéramos prestar más atención y aprender de las palmeras, las palmeras reales a las que me refería anteriormente.

Y busqué en internet, y me sorprendí al encontrar la miríada de reportes y fotografías de palmeras resistiendo a todas las mayores e inimaginables circunstancias adversas. Y me acordé de los niños y adolescentes que hemos dejado atrás, y no pude menos que orar todo el día pidiéndole al Señor que los convirtiera en jóvenes y hombres responsables para que en su debido tiempo alabaran y se entregaran a Él a como lo estaban haciendo los que me rodearon en agradable compañía de todo un día pletórico de emociones, quebrantamientos, unción y sanación de nuestras debilidades y sufrimientos.

Estos comentarios, a partir de este momento van a ser primordialmente gráficos, esperando llevarles en la secuencia de las imágenes y sonidos el mensaje de que ¡SÍ SE PUEDE! ¡SÍ SE PUEDE SALIR ADELANTE EN LA VIDA CONVIRTIÉNDONOS EN LOS HOMBRES QUE NECESITAN NUESTRAS Y LAS FUTURAS FAMILIAS DE LOS QUE APENAS COMIENZAN DOLOROSAMENTE A TRANSITAR POR LA VIDA! ¡SÍ SE PUEDE¡ ¡PARA DIOS Y CON DIOS NADA ES IMPOSIBLE!

¡Entrégate a Dios y Conviértete en Palmera!

¡Ellas no son tan solo parte de escenarios idílicos!


¡Enfrenta las crisis a como ellas lo hacen cuando las azotan los huracanes y tormentas! ¡Persevera y Sobrevive! Aún Mas… ¡Más que Sobrevivir Plántate y Triunfa! ¡El Señor será tu

Apoyo en las crisis y tu Fortaleza en La Adversidad y La Desgracia!

¡En lugar de resignarte a ser víctima conviértete en testimonio de la Gracia y de la Misericordia derramada sobre ti en los momentos de incertidumbre, desesperanza y angustia!

¡Espera en El Señor! Ya llegará el tiempo en que de promesa en potencial o crecimiento…

Te convertirás en simiente y fruto…


Y luego en sombra protectora tanto de los tuyos como de aquellos que sufrientes se acerquen a ti como las abejas se acercan a las fuentes de polinización y alimento


Para que en comunión con tu creador y sometimiento a su disciplina y amor…






Puedas resistir con Su Gracia las vicisitudes de la vida y soportar con paciencia los aguijones que aflijan a tu espíritu carnal para poder ser instrumento de transformación de los acogidos a tu protección y de los que busquen el alero de tu casa durante y después de los embates de las adversidades y tormentas…

Friday, September 19, 2008

Como en Jeremías Capítulo 17 versículos 7 y 8

En Jeremías 17 versículos 5 y 6 El Señor dice que el hombre pone su confianza en los hombres y se olvida de El será como un arbusto en el desierto y vivirá entre las piedras en medio de las tierras yermas y estériles. Luego en los versículos 7 y 8 bendice al hombre que deposita su confianza en El y declara que será como un árbol plantado a la orilla de un río y que extiende sus raíces hacia la corriente y no temerá cuando lleguen los calores.

Hace ya varios años, mientras residíamos en Los Estados Unidos, involucrados en excitantes actividades misioneras, tuve la oportunidad de ser invitado a pasar un fin de semana en un parque recreacional a la vera de un plácido riachuelo y pudimos descansar todo el día con nuestras cabezas sobre la suave y acolchada ribera y nuestros pies sumergidos en las aguas de la más agradable frescura que pudiéramos haber soñado gozar en un caluroso verano.

Se sentía uno tan feliz al pensar que esa era la forma de vivir mientras se obedeciera a Dios. Los ruidos citadinos se sentían tan distantes que pensaba que probablemente tendríamos que regresar a las calles bulliciosas pero siempre podríamos apartarnos de su violenta turbulencia para descansar a como estaba sucediendo ese día. La bucólica imagen que rondaba por todos los rincones era la de los buenos y exitosos tiempos que serían la rutina diaria mientras extendíamos nuestras manos y abríamos nuestros corazones a los sufrientes, los rechazados y abusados de este mundo.

Durante los últimos 6 años de servicio ministerial en nuestra nativa Nicaragua, sirviendo al Señor al proteger a sus niños abandonados, vivimos en un muy tradicional vecindario, tan solo a una cuadra de distancia del pequeño y acogedor parquecito al otro lado de la calle de la residencia de una Ex Presidenta, en el mero centro del barrio conocido como el Reparto Las Palmas.

El Señor ya nos había enviado de regreso a nuestros hogares propios, ubicados en vecindarios de confortables clases medias en Guatemala y en El Salvador. Sin embargo hacía tan poco unas semanas nos habíamos visto obligados a regresar por motivos familiares y nos hospedábamos en la casa de uno de nuestros hijos, ubicada asimismo a una cuadra de distancia del mismo lugar pero en dirección opuesta a la casa que había sido nuestro hogar por todos esos años.

En mi pensamiento reinaba la idea de que estaba gozando nuevamente el descanso a la vera de otros plácidos riachuelos, preparándonos para futuras actividades misioneras. Alegremente afirmaba, agregando en alguna manera a lo expresado en Eclesiastés que era una realidad lo de que había un tiempo para dar y un tiempo para recibir, porque no se puede dar si no se tiene y hay que rellenar de nuevo las alforjas para poder seguir dando a como estime necesario El Señor.

Adicionalmente expresaba que el descanso que gozábamos era el bien ganado descanso del guerrero. Pero el Señor me tenía preparada la siguiente lección en el curso de vida y crecimiento espiritual, al forzarme a enfrentar lo que estimaba eran tan solo ataques espirituales del espíritu que domina al mundo queriendo destruir nuestra felicidad familiar y forma de vivir.

Hace apenas dos semanas tuvimos que regresar a nuestra tierra nativa por asuntos familiares hospedándonos en casa de otro de nuestros hijos, tan solo a dos cuadras del mismo parque pero en dirección opuesta a donde vivíamos anteriormente.
Mi esposa y yo, en compañía de mi hijo y nuestra última nieta salimos a distraernos un poco en el hermoso y limpio parquecito donde solíamos ir a pasar tiempos agradables con nuestras antiguas nietas postizas.
¡Qué choque emocional el de observar tanta basura desperdigada por todo el parque y ver a adultos y jóvenes sentados y a niños jugando como si el depresivo ambiente fuera la más natural circunstancia! ¡Y eso tan solo al cruzar la calle a la acera opuesta a la residencia ex presidencial!


¡Claro que hay un tiempo para laborar arduamente y otro para descansar! ¡Y tiempo para rejuvenecer nuestro ser interior! ¡Tiempo para ser no tan solo un árbol cualquiera, sino que una palma real, a semejanza del nombre del parque en que tratábamos de entretener a nuestra nieta! ¡Dios no quiere que seamos un arbusto cualquiera! Y me preguntarán por qué. En ese preciso instante no me percataba de ello, pero todo me resultó de una claridad meridiana muy temprano a la mañana siguiente al acudir a cambiar unos cuantos dólares en el banco al otro lado del parque.

Esa mañana, esperando a que el banco abriera, me senté sobre el borde del arriate de flores justamente frente a sus puertas. Una abejita trató de posarse en mi frente y me forzó a darme cuenta de las muchas otras que oficiosas y zumbantes se aglomeraban sobre las flores de una hermosa y silente palma real justamente ante mis ojos.

Y una súbita realización me hizo saltar de mi precario asiento. Saqué de su esctuche en mi cintura a mi permanente compañera, la cámara digital, y traté de seguir las al aparecer erráticas piruetas abejiles. Y poco a poco me fui dando cuenta que una tras otra alborozadas se nutrían de la esencia misma de las flores de la palma, guiando en zumbante algarabía a las que al ver el ajetreo se sumaban al alegre revolotear de las abejas que primeramente habían descubierto tan atrayente tesoro de vida y alimento.

Y me di cuenta cabal que no se necesita escapar a lugares recónditos y quietos y que podemos convertirnos en los árboles de que nos habla El Señor, plantados en las duras aceras de las bulliciosas ciudades, si bebemos de las aguas vivas del espíritu de Dios de las cuales nos hablan Las Sagradas Escrituras.

Me di cuenta de que nuestro destino como cristianos servidores es el convertirnos en las flores de las palmas reales de la vida para que las abejitas de este mundo se alimenten con la fortaleza rejuvenecida de nuestros seres interiores de manera que las que antes se alimentaron y las que en el futuro alimentaremos puedan a su vez convertirse de abejas en palmas para seguir transmitiendo la gracia y la misericordia divinas.

El Señor es un amigo tal, además de ser tu Salvador y Señor, que nunca permite que “el fuego refinador” de las pruebas, los rechazos, las adversidades y aparentes fracasos te reduzcan a cenizas inútiles. El te invita a caminar a través de resonantes truenos, inundaciones destructivas y arrasadores incendios para que puedas caminar a pie descalzo sobre las brasas candentes del crecimiento espiritual que purifican nuestros corazones para poder posteriormente mostrar Su Divino Carácter a través del nuestro.


En realidad no necesitamos las corrientes cantarinas y fluidas de los éxitos mundanos, aunque ellos sean resultado de bien intencionadas actividades cristianas. Si sueñan con convertirse en frondosos y exuberantes árboles para solaz visual de los temporales compañeros del camino, para luego en aparente tranquilidad descansar con los pies inmersos en las refrescantes aguas del humano respeto y reconocimiento, El los sacudirá, los podará hasta los huesos, y los plantará en las ardientes y áridas aceras de las vidas mundanas citadinas, para fortalecerlos, revitalizarlos, y prepararlos para ser sus cada vez más espiritualmente maduros instrumentos y testigos.

No dudemos ni por un instante que El lo hará para que podamos ser las palmas reales y vivientes para que las abejas y abejitas se posen, revoloteen, y se alimente con la miel de nuestras esperanza y confianza en Cristo, de manera tal que puedan con tal nutrición espiritual aliviar sus lastimadas gargantas, dolorosamente cansadas de tanto pedir auxilio y alivio a las penas y abusos sufridos por ser considerados por los poderosos de este mundo como los molestos obstáculos para el goce sin críticas de sus opulencias y placeres.
No dudemos ni por tan solo un momento. El lo hará para que podamos iluminar las sonrisas de los que sin esperanza esperan al observar que los senderos abiertos no parecen conducir a parte alguna…
Sin aceptar tan solo ser entretenidos por las arengas y los chistes groseros de los payasos del camino

Y en similar manera podamos sacudir de su resignación o indiferencia a los que ya casi han tirado la toalla resignándose a sobrevivir entre la suciedad, la basura y los desperdicios arrojados por
doquiera hasta en los que debieran ser los parques o remansos de belleza necesarios para el reposo emocional, espiritual, y material que sin excepción alguna necesitamos todos para poder tomar aliento y continuar luchando por la vida, en todos sus aspectos,

rechazando la prepotencia y la vulgaridad de los perturbadores e insensibles abusadores, por comisión,omisión, indiferencia u olvido, de nuestros ámbitos individuales, colectivos o sociales, en su mutuas acepciones de materialidad y espíritu

Wednesday, September 3, 2008

Las dos caras de la moneda. La vida debería ser un ejercicio constante de rectitud…

Revisando algunos de los mensajes que mis compañeros de colegio me envían encontré diversas y profunda referencias a la mujer ideal, como continuación de mis pensamientos sobre las niñas, jóvenes y mujeres adultas de mi patria, y en ellas todas aquellas en las culturas compatibles con nuestro cristiano entendimiento del compromiso fundamental con la rectitud y el mutuo respeto como bases indispensables para los sensitivos y transcendentes valores y conductas individuales y familiares.

Al finalizar y ya bien tarde en la noche me fui a la cama. Mi esposa de 46 años de convivencia estaba profundamente dormida pero cuando me acomodé a su lado, perezosamente despertó, me dio un beso, tomó mi mano colocándola bajo su mejilla como si fuera una almohadita viviente y volvió a sumergirse placidamente en su sueño.

Mientras tanto yo meditaba en cuan bendecido he sido al haber encontrado una joven que se convirtió a mi lado en mujer, esposa, fiel compañera y apoyo en las buenas, las malas y las peores circunstancias de nuestra vida.

Ello me hizo apreciar el tesoro invaluable de encontrar a una joven con bien fundados valores morales. Y no estoy refiriéndome a una tímida o timorata adolescente o mujer. Ella era y es vivaz, afable, agradable, osada y aventurera. Ambos fuimos excelentes bailarines y una de las parejas favoritas en las recepciones y fiestas sociales y gubernamentales, en donde se nos pedía a menudo que mostráramos nuestra agilidad y entusiasmo danzando todo tipo de ritmos desde la música soul y el foxtrot norteamericanos hasta las ardientes cadencias tropicales de moda.

Pero ella era una sólida y balanceada joven de la cual tuve el privilegio de ser el varón que la adentró en la senda, no siempre toda color de rosa pero experimentada intensamente por ya 71 años de una vida que espero no termine ni siquiera al llegar a los 104 años de los jóvenes de corazón, a como dice una popular canción de nuestros años jóvenes en Norteamérica, y si Dios lo permite aún más allá de esa dorada meta.

No es necesario ser cristiano para poder darnos cuenta de cuan fundamental es esto…. Los poetas, escritores, fotógrafos y toda suerte de personas de bien que exaltan la belleza femenina en sus diversas facetas no encuentra una mejor manera de hacerlo que exaltando los valores morales de la propia y la mutua apreciación, discernimiento, amor y respeto.

Más aún… en lo que es el aspecto más importante de todas las relaciones humanas… el ámbito transcendental y espiritual debemos obligadamente darnos cuenta de que hay dos caras en la moneda de la vida relacional.

Una cara es la impuesta por el mundo exterior a través de los enfoques e imposiciones liberales en relación a la libertad personal y las modas y tendencias que en realidad en lugar de enfatizar y mostrar la belleza femenina más bien la degradan al convertirla en una herramienta de control consumista, aunque, por estar profundamente manipulados por toda la gama de abiertas o subliminales influencias que incesantemente nos abruman, nos rehusemos a reconocerlo o rechazarlo.

En los días presente esto es más evidente sobre todo en las jóvenes, las adolescentes y aún las mujeres adultas, en la imperiosa exigencia de conformación y sometimiento como precio de la aceptación por parte de nuestros grupos sociales, aunque ello requiera el renunciar o poner a un lado los tesoros internos de la autoestima, el derecho a escoger y no tan solo ser escogidos, el derecho a esperar a ser apreciados por lo que somos y no solo lo que aparentamos ser, el derecho a esperar, decir no, el derecho a ser visto y tratado con la mayor ternura y respeto cualquiera que sea el ámbito en que nos encontremos, individual, familiar, social o religioso.

La otra cara de la moneda es… vuestra feminidad y sentimientos maternos, vuestro correcto accionar y posición en la familia y en la sociedad, hombro a hombro con vuestros compañeros de vida, en vuestros esfuerzos conjuntos por recorrer armónicamente los senderos de vuestra existencia terrenal hasta llegar a las riberas de la eternidad y al gozo de la compañía de nuestro Creador y Dios.
Por eso… me gustaría preguntarles, mis queridas jóvenes, adolescentes y mujeres adultas… ¿Es necesario renunciar a vuestra natural belleza y personalidad balanceada y comedida tan solo por experimentar o compartir temporales momentos de sensualidad, emoción o experiencias desbordantes, o para convencerse a sí misma de haber obtenido la aceptación de un grupo?

¡Realmente piensan que en esta forma podrán ser consideradas como las “permanentes compañeras de vida” de tales temporales conocidos o compañeros de grupo?

ver video relacionado con este tema en la version en inglés de este blog...
2 sides of the coin...

Tan solo recuerden que el destino natural como la parte femenina de la ecuación de la vida transcendente estáis destinadas a ser las esposas y madres que servirán de cuna y formación más íntima de las generaciones venideras.

¡Qué triste sería que, al contrario, fuerais consideradas como la mujer frívola del libro de Sira o Eclesiástico en su capítulo 26 versículos 9 al 12: “la mujer seductora mira con atrevimiento; en sus ojos se lee lo que es. Vigila sus miradas desvergonzadas y no te sorprendas si te falta al respeto. Ella abre la boca como viajero sediento y bebe de cualquier agua que encuentra; se ofrece a cualquier hombre y abre su aljaba a cualquier flecha”!


Si todavía eres una joven soltera y atractiva aunque deseosa de libertad, aceptación o experiencias, tan solo reemplaza la palabra “esposa o compañera” en la acepción genérica de “mujer” y verás cuan adecuadamente se aplica el mensaje a cualquier intensa, audaz, intencional o no, pero siempre carente de discernimiento actitud, vuestra o de vuestros amigos, o compañeros de paso.



¿No os detenéis a pensar cuan mejor sería el recibir la alabanza y la aceptación indubitable de vuestros futuros familiares así como la de cualquier sensata y responsable persona en vuestro ambiente social, al menos aquellos cuya aceptación realmente cuenta por lo valioso de su integridad personal y social… tal como se expresa en Proverbios Capítulo 5 versículos 18 y 19 dirigidos tanto a ti como al varón que llegue a ser tu esposo: “!Bendita sea tu propia fuente! ¡Goza con la compañera de tu juventud, delicada y amorosa cervatilla! ¡Que nunca te falten sus caricias! ¡Que siempre te envuelva con su amor!

O la gozosa alabanza de los amigos de tu futuro esposo, por haberte escogido como la esposa mencionada nuevamente en el libro de Sira o Eclesiástico, Capítulo 26 versículos 1 al 4: “!Dichoso el esposo de una mujer buena: vivirá el doble! Una mujer ejemplar hace prosperar a su marido y le alegra los años de su vida. ¡Qué buena suerte es encontrar una buena mujer! Es un regalo que Dios da a quienes lo respetan. Sea rico o pobre, estará contento y siempre tendrá la cara alegre””