Con todo mi respeto.

Hace unos días, dentro de un grupo de recipientes, recibí un email que incluía una canción compuesta por un nicaragüense que vive en los Estados Unidos. El remitente mencionaba lo siguiente

"Esta canción, “De A Cachimba” que les envió adjunta es una composición de, un nica costeño de Los Ángeles quien se la dedicó al ex-dueño del restaurante nicaragüense “El Asador”.


El apellido del ex-propietario del restaurante es Cash, es también de la Costa Atlántica, por eso dice la canción: “no importa si estas palmado, yo te invito a tapinear, donde Cash pedimos fiado y de a cachimba vamos a estar…”

Para los que no conocen el significado de las palabras de la canción, aquí la traducción del modismo nicaragüense:

(Palmado; significa no tener dinero – Tapinear; significa beber guaro o licor, –

Cuando la canción dice: “donde Cash pedimos fiado” no es cash de dinero, se refiere a Cash el apellido del ex-dueño del restaurante, - Fiado; significa a crédito, consumir y quedar debiendo para pagar después,

Y por último, - De A Cachimba; significa que todo está bien, like having fun)"

Supuestamente, la buena intención era la de hacernos sonreír y regodearnos en la especial originalidad propia de los nicas. Sin embargo, y con todo mi respeto para los que nicas que puedan leer estos comentarios, esta vez no puedo estar de acuerdo, aunque el ritmo de la canción sea tan pegajosamente nicaragüense.


Para fundamentar mis comentarios me tomé la libertad de agregarle a la música fotos de eventos y circunstancias nicaragüenses que me hicieron preguntarme si alguna vez podremos, de a de veras, sentirnos a como dice el compositor nica, “de a cachimba” y adicionalmente “al fiado” o en otras palabras sin costarnos mucho, porque eso de pagar a tiempo, ya dejó de ser una costumbre sana nicaragüense.

A como dije anteriormente, con todo respeto, no puedo ni he podido desde hace mucho tiempo sentirme satisfecho ni resignado, aceptando esa contradicción fundamental de al mismo tiempo que soñamos todos ser unos músicos, poetas y locos, nos vulgareemos cotidianamente, al extremo de proclamar que esta vulgaridad es parte fundamental de la idiosincrasia nuestra.

Y explicaré por qué. Porque últimamente cada vez que leo las noticias de mi tierra lo que me sale del alma es la expresión “cómo me dueles, Nicaragua mía”.

Y se me hace cuesta arriba el contemplar la creciente violencia, cinismo, hipocresía y mediocridad con que se enfrentan, se aceptan, y mucho peor se utilizan las actuales miserias morales de nuestros correligionarios. Porque nuestra gente es noble y generosa. Los vicios y las pobrezas son o deben ser temporales. Porque pueden ser superadas. Porque deben serlo por el bienestar de nuestros hijos y de nosotros mismos.

Y me duele mucho más cuando nos refugiamos en canciones escapistas y tapineaderas al fiado a como nos sugiere la canción que dio origen a mis comentarios.

Esta es la razón por la que los nicas estamos como estamos. Queremos pasarla siempre de a cachimba, y al fiado de preferencia, engañándonos a nosotros mismos, soñando hasta el extremo de auto convencernos que los sueños son realidades, mientras nuestro pueblo sigue desgarrado por la miseria, poniendo sus esperanzas en los que le ofrecen la ilusión de que son alguien cuando en realidad lo que buscan es subirse sobre sus hombros desnudos para arrebatar algo de los que tienen no quieren aflojar.

Nicaragua es la madre soltera que sigue llenándose de hijos sin padres, y yendo de mano en mano pensando que el siguiente charlatán que llegará a su vida le resolverá los problemas aunque tenga que permitir que abuse no solo de ella sino de sus hijas, sexualmente, como también de sus hijos condenándolos a la delincuencia y al vicio, en un círculo lacerante y doloroso.

Desgraciadamente eso pasa no solo en Nicaragua pero eso no debe servirnos de excusa o auto justificación alguna. Despertemos. Los valores perdidos es la única salida para las generaciones futuras, si se los devolvemos nosotros, aunque eso no sea conveniente para los egoístas privilegios presentes de unas cuantas minorías, ya sea las tradicionales, las de siempre, o las emergentes o resurgentes, las del momento presente.

Pero esta absurda situación no es inmutable ni irreversible, ni los pueblos están inexorablemente destinados a sufrir el abuso y el fracaso. Siempre hay una realidad, una esperanza, una toma de conciencia, una oportunidad de cambio, una actitud transformada, una resolución, un empeño, una oración, un camino