Thursday, August 6, 2009

DESPERTEMOS.

Seamos lo que debiéramos ser. Tengamos el coraje suficiente para poder hacer la diferencia. No nos conformemos con toda la vulgaridad de la que hacemos gala como si eso fuera escudo suficiente para disimular nuestra mediocridad, o peor aún, nuestra cobardía, a aún más pior como dicen los humildes, a los que creemos no leydos. No leydos podrán ser, pero no por eso “no pensantes”.


Nuestra gente se merece algo mejor. Hemos sido causa y origen del problema. Podemos ser parte también de la solución. Haciéndoles comprender que la autoestima y sentido de valía personal comienza con ellos mismos. Que nada es gratis y que el éxito es la recompensa del esfuerzo, y aún así no está asegurado.

El progreso verdadero nunca será el resultado de la dádiva, peor si esta es intencionada, manipulante y turbia. Ello tan solo lleva al individuo y a la sociedad a la dependencia enfermiza de las maquinaciones de los poderosos de turno.

Y así la aparente victoria y supremacía de las masas seguidoras de la vocinglería y de la fuerza bruta de las masas, termina siendo la derrota mutua, tanto de los actores o instrumentos del abuso como de los que claudican y pierden el ánimo, la voluntad y el empeño, conformándose con una cobarde dedicación a la supervivencia a costo de la renuncia a la integridad y los valores mutuos que son la base de la convivencia humana.


Nuestra claudicación y conformidad con sobrevivir escondiendo la cabeza bajo la arena. No sigamos permitiendo que oportunistas, aunque sean nacidos en nuestro suelo sigan abusando cínicamente de nosotros, sean del bando que sean, o como se llamen. No sigamos permitiendo que nos mantengan alborotados y vociferantes para distraernos del dolor de un estómago vacío y de un espíritu sin esperanza.

Si no lo hacemos ¿por qué nos quejamos de que nos humillen día a día? Por eso ya hay muchos que piensan que ya no somos buenos nada más que a las tapas, y eso cuando estamos gritando en manada, porque al ser confrontados individualmente preferimos el silencio, o la malicia de la guatuza en el bolsillo, sintiéndonos valientes aunque a la hora de la hora, terminemos cediendo todo lo que quieren quitarnos.

Espero que no se molesten. Lo que digo me lo repito a mi mismo todos los días, pero ya no estoy en el ruedo. Como en el tango, ya se me pasó mi cuarto de hora, pero todavía ustedes pueden, los que permanecen en el ruedo. Despertemos, para que cualquier sacrificio valga la pena.

Espero, también, que estos agridulces o si así lo catalogan, agrios y negativos comentarios, despierten una respuesta positiva y una reacción vuestra para con la tierra en la que dejamos los ombligos. Y ojalá que esta no sea la simple de borrarme de la lista de correos electrónicos o de la memoria consciente, por ser considerado un impertinente o peor aún un soñador, irrealista o fracasado.

Mientras tanto vaya mi oración tanto para Nicaragua como para todos ustedes los que lean y quieran aceptar la buena fe de mis comentarios, tal como lo expreso en los tres videos que forman parte de la médula de esta exhortación a mantener el ánimo, la fuerza interior y la esperanza de un futuro mejor basado en la rectitud, la ecuanimidad, la irrenunciable integridad, la valentía personal, y la justicia.

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