Monday, July 19, 2010

3. EN PAZ

Si nos mantenemos fieles, resistentes, y persistentes, llegará el día en que podremos, regocijadamente, y con toda certeza, proclamar, para que todos lo oigan, que estamos en paz.

Desde mis años de secundaria siempre me ha gustado la poesía. Hasta escribí y gané algunos premios menores utilizando un pseudónimo cuando era un cadete militar.

Uno de los poemas que me ha gustado más, aunque, en ese tiempo, lo menos que podía imaginarme es que se aplicaría algún día a mi vida, era, y todavía lo es, con causa justificada hoy en día, el poema “EN PAZ” escrito por el poeta y diplomático mexicano Amado Nervo.

He aprendido finalmente que vivir la vida en toda su plenitud no es escalar y aferrarse desesperadamente a la cima de las montañas, a cualquier precio, a pesar de la nieve, los vientos congelantes y el vacío interior que usualmente constituyen lo colateral a los premios del reconocimiento y del éxito en este mundo.

Lo peor de todo es el de sintetizar el éxito como la mera adquisición del estatus social y la bienandanza económica, hasta llegar al exceso, a costa de la paz interior, la soledad bienaventurada y el gozo de la remembranza de los recuerdos que te dicen, una y otra vez, que te sobrepusiste con honores al fragor de las tormentas conveniencieras que atacaron sin descanso alguno nuestra integridad y auto-estima a lo largo de los años ya vividos.

El estar en paz, mientras transcurren los años dorados de nuestra edad postrera no es el final del camino. Es, en cambio, la fase fundamental en la vida cuando el significado y la transcendencia residen en la transmisión de las experiencias acumuladas a los que vienen atrás, ansiosos de llegar a las metas que presienten los esperan.

Al hacerlo, las nuevas generaciones, por lo menos, no podrán convenientemente decir que no conocía donde estaban los rodeos fatales en el camino y los errores que esperaban su paso para desviarlos de la senda recta que los habría de llevar a los niveles más altos de la auto-realización en lo que realmente es importante en esta vida.

Sinceramente espero, que algún día, cada uno de ustedes, los que, aunque sea por unos efímeros instantes, presten atención a estos pensamientos, puedan finalmente decir, a como lo digo hoy en día: Vida, nada me debes. Vida, estamos en paz.

Porque por eso es por lo que realmente la vida es digna de ser vivida. Para poder decir, al final de la misma, o cuando se pregunten por qué la adversidad no nos ha destruido, que valió la pena ser fieles a lo que era correcto, fundamental y justo, por ser la única manera de poder afirmar que la paz verdadera es nuestro tesoro, y que vivimos la vida, con obstáculos y pérdidas pero sin remordimientos.
¡EN PAZ!

Muy cerca de mi ocaso yo te bendigo Vida,
Porque nunca me diste ni esperanza fallida,
Ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

Porque veo al final de mi rudo camino
Que yo fui el arquitecto
De mi propio destino;

Que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
Fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas;
Cuando planté rosales coseché siempre rosas.

Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno,
Más tú no me dijiste que Mayo fuese eterno.

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
Más no me prometiste tan solo noches buenas;
Y en cambio tuve algunas santamente serenas.

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
Vida, nada me debes.
Vida, estamos en paz.


TENED CALMA, DIOS ESTÁ EN CONTROL.


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