Saturday, October 17, 2009

LA PARTE DE CADA UNO por Leticia Thompson

¿Por qué se tarda tanto en algunas ocasiones?

No lo entendemos.
Creemos en fe y caminamos convencidos.
Nos arrodillamos, bajamos nuestras cabezas
y elevamos nuestro espíritu.

Sabemos que El tiene Su tiempo. Y esperamos.
Pero sentimos que esperamos mucho.

No comprendemos Su voluntad y seguimos pidiendo.
Insistiendo.

Nos perdemos en preguntas y ansiamos las respuestas.
¿Por qué lo que anhelamos tanto no llega,
si creemos en milagros,
si creemos con fe que nada puede faltarnos?
Quizás sea porque falta algo:

Nuestra Parte.

Cuando analizamos los milagros que Jesús hizo,
observamos que en ciertas ocasiones El pidió que alguien hiciera algo.

El Dios que hizo descender maná de los cielos para alimentar a todo un pueblo…
¿Acaso no sería capaz de decir simplemente: ¡Haya Vino! En las bodas de Caná?

Pero pidió que fueran a buscar cántaros y los llenaran de agua.

En la multiplicación de los panes El utilizó material traído por una tercera persona
y a partir de eso realizó el milagro.

Jesús no actúa con todo el mismo de la misma forma.
No porque haga distinciones sino porque sabe exactamente lo que necesitamos.

Entonces, mientas permanecemos inmóviles nada sucede.
¿Y por qué a veces sucede así y no?

Porque Él conoce nuestro corazón y sabe que puede contar con nosotros.

Orar es bueno. Nos aproxima al Padre. Pero la oración pide “acción”.
Orar y actuar, ir, obedecer, hacer algo. ¿Pero qué?

Dios responde si preguntamos.
Lo que importa realmente es que estemos dispuestos,
que estemos preparados y seamos lo bastante valerosos para confiar.

¿Quién dice que Dios se tarda? El llega en el momento justo.

Nos corresponde actuar también en el momento justo.


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