Wednesday, July 23, 2008

Algunos de los factores de influencia negativa en la acelerada descomposición de las estructuras sociales nacionales. Parte 1.

De ahora en adelante estoy planificando, al gozar de más tiempo libre, el dedicarme a poner por escrito las memorias de mi antigua vida secular y misionera lo mismo que aquellas inquietudes sobre las razones de la composición social, tan similares a las que actualmente están efectivamente afectando a todas las comunidades y naciones hoy en día, y que he acumulado tras 6 años de involucramiento directo aunque en una forma limitada por los parámetros del ministerio al que servía

Desafortunadamente para todos aquellos con muy poca capacidad de atención no podré comprimir para en pocas y extremadamente concisas oraciones y párrafos toda la riqueza de las experiencias acumuladas, tras haber alcanzado la dorada edad de los 70 años tan abundantemente y privilegiadamente vividos.

Pero a aquellos con paciencia suficiente para escuchar a hombres de edad como la mía les prometo que no se aburrirán de ningún modo.

Dios me tomó de la mano desde muy temprana edad, aún sin yo percatarme de ello, y me guió a través de muchos y muy intricados senderos.

No existe acontecimiento alguno que sea nuevo para mí. Si alguien lastima su frente al empeñarse en hundir el clavo de su empecinada voluntad en la pared inmutable de las circunstancias, yo le puedo humildemente hacer ver la futilidad de sus esfuerzos con tan solo compartirle las innumerables veces que a través de los años me empeciné en hacer lo mismo.

Ahora bien …

A como mencionaba en la última entrada de mi blog, mientras presenciaba el estímulo insidioso que incita a las generaciones de adolescentes a través del llamado a vivir libremente, sin límites ni preocupaciones, en un círculo evolvente de relativismo y perversión moral, mencionaba, lo repito, que no quería ser visto como otro de los hombres mayores que observan furtivamente a las hermosas mujercitas, jóvenes, atractivas, incitantes y coquetas que deambulan por todos los sitios de aglomeración social en nuestra patria.

Este es uno de las realidades más desagradables hoy en día. Los varones nicaragüenses siempre han sido conscientemente orientados para ser mujeriegos, confundiendo la masculinidad con un ambiente sin límites de virilidad incontrolada. No estoy excusándome en modo alguno, pero las cosas han ido de mal en peor con el tiempo.

En nuestros años mozos era inconcebible el mirar a los niños como objetos sexuales. Los varones preferíamos a nuestras mujeres, de pechos grandes, hermosas, ya legalmente conscientes, modosamente sensuales y difíciles de conquistar.

Hoy en día, el abuso flagrante se convierte en un enfoque dual donde los varones se han convertido en abusadores consuetudinarios.

La primera modalidad, y a mi modo de ver, el fundamento para la innegable y a todas vistas irresponsabilidad familiar y abuso sexual que a cada día que pasa afecta más y más a nuestros niños infantes, varones y mujeres, es la abiertamente parásita actitud que se derrama cual lava incandescente en forma de la violencia física de los varones sobre sus compañeras de vida y que usualmente pasa desapercibida, o aceptada como cosa normal y en muchos casos sin penalidad alguna.

Debido a los casi ya 30 años de inestabilidad política, de una guerra civil con su inevitable holocausto sangriento de los varones que no pudieron evadir el reclutamiento forzoso mediante la emigración también forzada a otras tierras, existe hoy en día una gran mayoría de mujeres de todas las edades, con la desagradable consecuencia que los varones se han convertido, por razón de su escasez numérica en poco más o poco menos que parásitos sociales, que las mujeres tienen que aceptar como compañeros de vida por la ausencia de mejores posibilidades de escogencia.

Esto es fácilmente observable con tan solo caminar a pie por cualquier calle. Hombres mayores y jóvenes imberbes forman grupos por doquier, sentados en las cunetas de las aceras, sin camisa, con barrigas protuberantes, calzones cortos, enormes y flojos, con omnipresentes y sucias chinelas de hule y gancho en sus más que sucios pies, compartiendo el licor más barato o guarón que han podido comprar y esto cuando apenas son las 7 de la mañana.

A esto usualmente se agrega sus insolentes actitudes al hostigar a los transeúntes pidiéndoles dinero, insultándolos viciosamente si les es negado, y en algunos casos asaltándolos en grupo, para seguir bebiendo. Al mismo tiempo y entre comentarios soeces, que es otra particularidad hoy en día, la de sentirse orgulloso al utilizar el vocabulario más soez y vicioso, se distraen acosando a las mujeres de toda edad que tenga que pasar desgraciadamente junto al grupo en su camino al trabajo mientras sus compañeros de vida probablemente se encuentre participando de tan vulgar camaradería.

Si se les reclama su haraganería bravuconamente responden que el trabajo es bueno para la salud, y que por consiguiente que trabajen los enfermos.

Y esta deplorable actitud no se limita tan solo a los adultos. Es también prontamente copiada por los más jóvenes en todos sus aspectos de sucia y escasa vestimenta, vocabulario soez e insolencia, conformando así paulatinamente las pandillas que hoy en día se han vuelto más que difícil de controlar por las autoridades correspondientes.

Naturalmente todo esto ha llevado a la omnipresente violencia doméstica. Las mujeres de las clases más desposeídas fatalísticamente se han resignado a ser abusadas, y peor aún, en muchos casos terminan permitiendo que sus proles sean también física y sexualmente abusadas por sus familiares o sus temporales compañeros de vida

Una muy triste consecuencia es el ya casi imposible de contener incremento en los embarazos de niñas y adolescentes, así como la creciente ola de violaciones de niños, varones y mujeres, de edad cada día más temprana.

Esta complete ausencia de autoestima y respeto ha penetrado profundamente casi todos los estratos de las clases sociales populares y medias. Las mujeres se resignan al papel de víctimas cuando no, infortunadamente, se callan y aún mucho peor propician el abuso de sus hijos con tal de no perder el apoyo supuesto de sus compañeros de vida, en lo que no es más que una malamente disimulada manipulación emocional porque ni a suficientemente económica llega.

Y esto no es más que la diaria ocurrencia que muestra a todo color los periódicos, de cuyas páginas hemos tomado las fotografías incluidas en estos comentarios.

Otro equívoco estímulo de estas aberrantes conductas es la diaria exposición de los más crudos y sangrientos videos de los noticieros televisivos. Irresponsablemente contribuyen a la insensibilización masiva, compitiendo ferozmente para presentar lo que ellos llaman la noticia a como es y a como la gente la prefiere, en su afán de obtener ratings de tan dudosa y desagradable procedencia.

Es de sabios el darse cuenta cuán enfermos estamos para poder tomar los pasos conducentes a nuestra sanación verdadera. El propósito de estos comentarios no es el de agregarnos al coro de los que voluntariamente se unen a los eternos reclamantes de derechos no ganados.

Nuestro propósito es el de ampliar el camino del análisis y la toma de decisiones apropiadas que permitan la implementación de realistas y permanentes alternativas para nuestra sociedad. Todos en general somos acreedores por derecho, pero especialmente nuestras jóvenes generaciones, no solo a sobrevivir sino que también a ser partícipes de un cambio de adentro hacia fuera, para convertirnos no solo en individuos sanos sino que también en sociedades florecientes.

Desde lo más profundo de mi mente y mi espíritu siento que todos, sin consideraciones ni limitaciones sociales, educacionales, económicas o emocionales, tenemos el derecho a gozar de una bonanza y progresos pacíficamente ganados a puro pulso por medio del trabajo duro y honesto, por medio de la responsabilidad individual y colectiva.

Lo que veréis a continuación y que no es más que una celebración de un cumpleaños en un ambiente de clase media debería ser la diaria ocurrencia en un ambiente social sano y positivo, desde la clase más popular hacia arriba. Es lo que esperamos algún día ver en cada familia, comunidad de cualquier sociedad, país, nación o conglomerado social cualquiera que sea su composición, ubicación o destino.


Estos comentarios son tan solo el inicio de este doloroso proceso de toma de conciencia y sanación interna. En los próximos comentarios trataremos de exponer lo bueno y lo malo que exista y los resultados positivos que se pueden alcanzar con una esfuerzo y determinación genuinas.

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