Thursday, February 5, 2009

CRISTALINOS Y DÓCILES

Es innegable que en los tiempos actuales existe una casi insondable crisis o carencia de valores morales absolutos que permitan establecer los parámetros verdaderos para el análisis y sobre todo el establecimiento de las rutas o senderos vivenciales que permitan avanzar con paso seguro a través de cualquier vicisitud o circunstancia adversa de nuestras vidas.

Por eso, para mí, y en mis momentos más íntimos de reflexión, son tan especiales los conceptos expresados por mi hijo Victor en la alabanza que con el título de “Cristalino y Dócil” compusiera hace ya bastantes años en su época de adolescente creciendo, físicamente en Guatemala, y espiritualmente en el Grupo de “Jóvenes por Jesús” del cual fuimos líderes hace ya varias décadas en los tempranos años de los ochentas








Fueron años difíciles, pero siempre mirando hacia delante. Fueron años especiales para la vivencia familiar.

Fueron años consolidantes de nuestros principios y valores, con contextos conceptuales similares pero a la vez diferentes para cada uno de nosotros como personas individuales incrustadas en un núcleo familiar que se veía sujeta a circunstancias difíciles de comprender para cualquiera que tan solo viera transcurrir la existencia dentro de parámetros y circunstancias rutinarias.

Cristalino para mi hijo significó ser talvez esencialmente claro en su enfoque y comprensión de los avatares de la vida.

Dócil para mi hijo significó el aceptar sin innecesarias e inconsecuentes rebeldías los consejos bien intencionados de padres y madres, no tan solo los biológicos sino también de los de los amigos, analizándolos con la creciente curiosidad de su adolescencia que en tal forma no tenía más consecuencia lógica que la madurez de una vida adulta centrada en el hogar, en el esfuerzo por el desarrollo individual y profesional, y el afincamiento emocional y espiritual en un sometimiento a los designios y planes de un Dios que siempre protegió en su amor inmensurable a todos y cada uno en la familia.

Mi deseo al compartir los momentos especiales de este crecimiento espiritual de mi hijo, reflejado en los conceptos expresados en la alabanza nacida de su corazón, sus emociones y su espíritu, es animar a todos aquellos adolescentes que talvez inmersos en circunstancias diferentes pero similares por la adversidad que abruma el espíritu ávido de forjarse un futuro, es decirles….

¡Sí se puede! ¡Sí se puede ser fiel a uno mismo! ¡Sí se puede enfrentar la vida siendo cristalinos y dóciles ante la presencia de un Dios, que sí comprende, que sí ama, que sí protege, que sí guía y fortalece! ¡Sí se puede avanzar sin claudicar ni comprometer nuestra integridad personal por ninguna presión grupal ni conveniencia material o deseo de sobresalir a toda costa en el conglomerado social en que nos veamos inmersos!



No comments: