Monday, February 23, 2009

LAS TRAGEDIAS Y CONTRADICCIONES DE ESTE MUNDO PRESENTE…

En estos últimos días el intercambio de información, de opiniones, de pensamientos, de inquietudes, entre el creciente número de amigos, conocidos, internet-nautas y demás especímenes de la especie, ha sido abrumadoramente creciente.

El alud de información y de expresiones, me ha hecho recordar el sabio consejo de mi siempre recordado abuelo, y que ahora como abuelo a mi vez transmito a todos esos hijos y nietos, propios o ajenos que se ven involucrados como actores de este drama vivencial universalmente presente.

Me llamaba la atención la ocurrencia de tantas tragicomedias en forma tan similar al caos mostrado en la película El Titanic, que casualmente viera en una pantalla gigante el día de ayer mientras disfrutaba de los placeres de un exquisito almuerzo en un club social donde pareciera que la ocurrencia diaria no existieran, y si osaran perturbar basta tan solo un apretar nervioso en un click determinante sobre el teclado de un control remoto.

Había estado analizando una presentación sobre la inocencia de los niños, que había llegado a la pantalla de mi laptop a través de uno de los tan interesantes programas como los existentes hoy en día, cuando mi hijo mayor, al regreso de la iglesia llegó a mi torre de marfil para llevarme a almorzar en familia.

Y ello me llevó a la circunstancia de que casi al finalizar el almuerzo, habiendo estado hasta el momento dando la espalda a la pantalla gigante, me viera motivado a mover mi asiento al ver la concentrada atención de mi esposa y mi nieta ante las incidencias de la película a que hice referencia.

Desde ese instante y hasta el momento presente han estado revoloteando con insistencia apremiante los conceptos siguientes:
La inocencia de los niños… las inquietudes de los adolescentes… las realidades trágicas y las contradicciones de este mundo presente… el progreso o el fracaso existencial de las generaciones presentes…

Y para rematar la cosa, al llevarme mi hijo de regalo la lujosa revista de la edición especial dedicada a los logros de la corporación en la que presta sus servicios, me encontré lado a lado pensamientos escritos que me hicieron meditar aún más profundamente en las realidades contundentes que nos presentan, aunque subliminalmente las riadas diluviales de las vivencias pasadas y presentes a través de la variedad inmensa de medios informativos omnipresentes en todos nuestros hogares y ambientes sociales en que nos desenvolvemos

a la par del artículo escrito por él. como gerente encargado de las operaciones de la misma en dos países centroamericanos, en que combinaba lo profesional con su convicción cristiana en un mensaje de aliento y reconocimiento a los colaboradores bajo su supervisión, aparecían comentarios con el título de “pensamientos que trascienden” y entre ellos el de Albert Einstein… “La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa”. En otras palabras, las indiferentes.

Es interesante que la inocencia siempre se destaque en todas las generaciones, sobre todo en lo que los niños definen qué es el amor que ellos entienden como una realidad en sus vidas.

También es contrastante esta inocencia con la realidad desgarradora de la niñez en los momentos presentes de abusos, guerras, genocidios y muerte

Debiéramos enfatizar en nosotros mismos y ante todo el que cruce nuestro sendero, que ya no es admisible el ser testigos indiferentes o no comprometidos por no tener que sufrir los abusos en carne propia, así como tampoco es suficiente el tan solo ser buenos pero individualistas samaritanos, benefactores, o filántropos ya que los retos requieren una concurrente visión y esfuerzos colectiva y complementariamente organizados

Cada vez es más evidente que estamos todos embarcados en el Titanic de la ambición y la impune violencia sin botes salvavidas, pletórico de humanas soberbias en los salones opulentos en contraposición a la miseria y abandono pero a la vez de resignación y esperanzas presentes en el hacinamiento de los camarotes de tercera y cuarta clase, navegando entre hielos bajo el contro de quienes no quieren comprender que nos podemos hundir todos juntos.

Es una realidad la situación presente, en la que es imposible que no encontremos dificultades muchas veces aparentemente insuperables

Pero siempre tendremos el recurso de acudir a nuestro padre, y si tenemos la humildad suficiente para escuchar su respuesta

Y así veremos como, aún dentro de ambientes considerados intransigentes, anidan los deseos de un mejor futuro para ellos mismos y para sus descendientes


Y los niños puedan ver el sol de una mañana esplendorosa ya no tan solo dibujado con tiza sobre un muro de arcilla


Los adolescentes soñar con ya no ver sus ilusiones tan solo revolotear como páginas rotas y arrugadas que se lleva el viento







Y todas las niñas, adolescentes y jóvenes mujeres, enfrentar la vida con confianza sabiendo que el fruto de sus vientres en promesa no estará condenado a la violencia y a la muerte. Y esto no sea tan solo una utópica, irreal, inalcanzable esperanza

Porque la promesa del Padre es clara y es responsabilidad nuestra, de la humanidad entera constituida por el mosaico de todas y cada una de las responsabilidades individuales, el coadyuvar a construir el reino de rectitud, justicia, paz y gozo, del cual hemos sido designados herederos transmisores del mismo a las generaciones presentes y futuras

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