Casi al mismo tiempo, a través de amigos me llegaron dos mensajes. El primero titulado “Te enjuicio, mundo actual” Y el segundo titulado “Alrededor del mundo.
El primero me sirvió de base para el posting anterior en mi blog titulado “El último giro de la moneda cayendo en el lado negativo de la misma”, en referencia a la base de la realidad universal negativa y frustrante que enfrentamos actualmente.
El título que le di al posting refleja, en mi mente, la necesidad de hacer un alto en el camino para fijar una postura de cara al futuro.
La necesidad de tener un punto final de referencia que a la vez se convierta en el punto inicial de una etapa subsiguiente y positiva.
La necesidad de que en vez de seguir arrastrándonos por la senda pedregosa y saturada de espinas, podamos erguirnos con la frente en alto y mirando hacia un futuro de esperanza.
No podemos seguir como viudas plañideras, ni mucho menos como las lloronas alquiladas para llorar a los difuntos en los velorios de pueblo. Debemos llamar al pan, pan, y al vino, vino.
Es decir, reconocer que la causa u origen de nuestras carencias y nuestras vicisitudes somos nosotros mismos, el hombre, el individuo, la persona, el ser humano, el homo sapiens que de sabiduría es lo que menos tiene.
En fin, nosotros, cada uno de nosotros, debiéramos reconocernos culpables por comisión, omisión o indiferencia, sin disfrazarnos ni escondernos detrás de conceptos generalizadores como esa palabrita del “Mundo” y mucho menos la actitud escapista del “yo te acuso, yo te enjuicio, yo te condeno”.
Debiéramos en cambio declarar valientemente: “acusémonos, enjuiciémonos, condenémonos”, pero hagamos un alto en el camino de la intolerancia, la complacencia, la indiferencia y el escapismo, dejando de buscar chivos expiatorios cuando a los verdaderos culpables los tenemos dentro de nosotros mismos.
El mundo material que nos rodea, la obra magnificente de un Creador que la puso a disposición nuestra, para cuidarla, gozarla, protegerla, heredarla, sigue allí, aunando a la belleza natural la belleza creada por las mentes y las manos positivas de los que dejaron con su esfuerzo un legado imperecedero, si no es que despreocupadamente lo destruyamos a como parece que estamos empecinados en hacerlo.
Pero nunca es tarde. Es hora de hacer un alto en el camino silenciando las estridencias ensordecedoras que nos mantienen en zozobra y en vilo y no nos dejan progresar en paz y en base al trabajo duro, consciente y productivo.
Porque el mundo es hermoso. La belleza natural, a como dije, está allí para gozo y placer nuestro. Y la otra cara de la moneda, el trabajo duro y honesto, por difícil que sean las circunstancias, es la necesidad inevitable para obtener el progreso, pero eso será tema de un posterior comentario, en el que trataré de mostrar lo que otros bien han compilado para hacernos reflexionar el costo del éxito.
Por el momento contemplemos en su magnificencia el mundo material del que todavía podemos obtener un disfrute sano y verdadero. Y decidamos qué tipo de individuos seremos para complementar la armonía que se despliega abundante alrededor nuestro. Disfrutemos el video titulado “Alrededor del mundo”
Recordemos que este mundo es un mundo precioso, una herencia y un legado que tenemos que cuidar para disfrute y gozo de nuestra descendencia.
El primero me sirvió de base para el posting anterior en mi blog titulado “El último giro de la moneda cayendo en el lado negativo de la misma”, en referencia a la base de la realidad universal negativa y frustrante que enfrentamos actualmente.
El título que le di al posting refleja, en mi mente, la necesidad de hacer un alto en el camino para fijar una postura de cara al futuro.
La necesidad de tener un punto final de referencia que a la vez se convierta en el punto inicial de una etapa subsiguiente y positiva.
La necesidad de que en vez de seguir arrastrándonos por la senda pedregosa y saturada de espinas, podamos erguirnos con la frente en alto y mirando hacia un futuro de esperanza.
No podemos seguir como viudas plañideras, ni mucho menos como las lloronas alquiladas para llorar a los difuntos en los velorios de pueblo. Debemos llamar al pan, pan, y al vino, vino.
Es decir, reconocer que la causa u origen de nuestras carencias y nuestras vicisitudes somos nosotros mismos, el hombre, el individuo, la persona, el ser humano, el homo sapiens que de sabiduría es lo que menos tiene.
En fin, nosotros, cada uno de nosotros, debiéramos reconocernos culpables por comisión, omisión o indiferencia, sin disfrazarnos ni escondernos detrás de conceptos generalizadores como esa palabrita del “Mundo” y mucho menos la actitud escapista del “yo te acuso, yo te enjuicio, yo te condeno”.
Debiéramos en cambio declarar valientemente: “acusémonos, enjuiciémonos, condenémonos”, pero hagamos un alto en el camino de la intolerancia, la complacencia, la indiferencia y el escapismo, dejando de buscar chivos expiatorios cuando a los verdaderos culpables los tenemos dentro de nosotros mismos.
El mundo material que nos rodea, la obra magnificente de un Creador que la puso a disposición nuestra, para cuidarla, gozarla, protegerla, heredarla, sigue allí, aunando a la belleza natural la belleza creada por las mentes y las manos positivas de los que dejaron con su esfuerzo un legado imperecedero, si no es que despreocupadamente lo destruyamos a como parece que estamos empecinados en hacerlo.
Pero nunca es tarde. Es hora de hacer un alto en el camino silenciando las estridencias ensordecedoras que nos mantienen en zozobra y en vilo y no nos dejan progresar en paz y en base al trabajo duro, consciente y productivo.
Porque el mundo es hermoso. La belleza natural, a como dije, está allí para gozo y placer nuestro. Y la otra cara de la moneda, el trabajo duro y honesto, por difícil que sean las circunstancias, es la necesidad inevitable para obtener el progreso, pero eso será tema de un posterior comentario, en el que trataré de mostrar lo que otros bien han compilado para hacernos reflexionar el costo del éxito.
Por el momento contemplemos en su magnificencia el mundo material del que todavía podemos obtener un disfrute sano y verdadero. Y decidamos qué tipo de individuos seremos para complementar la armonía que se despliega abundante alrededor nuestro. Disfrutemos el video titulado “Alrededor del mundo”
Recordemos que este mundo es un mundo precioso, una herencia y un legado que tenemos que cuidar para disfrute y gozo de nuestra descendencia.
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