EN TIEMPOS DE CRISIS, PREGÚNTAME, SEÑOR

Es sumamente interesante el analizar nuestras propias vivencias, y el ritmo del reloj biológico de nuestra existencia.

Uno de mis primeros mentores, un profesor ya retirado, quien me introdujera en los campos absorbentes de las matemáticas y de las armonías que residen en las simetrías, concordancias, disonancias y demás manifestaciones de la ordenada estructura del universo, de la ciencia, y de nuestra misma vida emocional, me decía, que era necesario, y con la frecuencia que fuera requerida, que nos interrogáramos a nosotros mismos.

Con una lógica y aplastante convicción, me decía que los tiempos venideros, y estábamos hablando de los años tempranos de los cincuentas, se iban a caracterizar por la complicada, no la compleja, evolución y aparente progreso tecnológico, que silenciaría la paulatina pérdida de los valores absolutos e indispensables para una convivencia en armonía con la naturaleza y con nosotros mismos.

Sabiamente me decía: siéntate y relájate. Deja correr el pensamiento y abstráete del bullicio abrumador de las vociferaciones. y si sientes que tu interlocutor trata de arrastrarte y manipular tus emociones con palabreríos confusos, apaga el sonido, observa sus ojos, y analiza sus gestos.

Verás entonces como todo vuelve a sus cauces normales, y como la tranquilidad y el sosiego traerán de regreso la paz a tu mente, tu corazón y tu espíritu.

Ello te permitirá alcanzar la libertad interior para que nunca cedas a la presión de la manada. Para que puedas ser tú mismo. y si todavía quedan rescoldos de inquietud o si no puedes recobrar la lógica e imprescindible simetría y armonía interior dentro de tí mismo, sin vacilar, recurre a tu Creador, a tu Dios.

Para que el apacigue las olas tormentosas, y te permita, de su mano, caminar sobre las revueltas aguas, aunque la tormenta ruja y la tiniebla tan solo se vea fugazmente iluminada por los rayos que electrizan las nubes y se descargan sobre todo lo que se atreva a levantar su cabeza sobre la tierra o las aguas.

Por ello, y como preámbulo para muchos de mis comentarios venideros, nacidos de la necesidad de comunicar a nuestro entorno lo que vemos amenazadoramente venir a asaltar las murallas de nuestras convicciones y creencias, te pido que disfrutes y medites sobre el contenido del video que cierra estas reflexiones.

Pregúntale a tu Señor, cuando sientas la tentación de claudicar y refugiarte en tí mismo, o de anhelar una partida temprana para sumergirte en la nihilidad del olvido o del descanso eterno.

HAZLO MIENTRAS MEDITAS SOBRE LOS CONCEPTOS DEL MENSAJE ENVIADO A NOSOTROS POR LOS MENSAJEROS DE PAZ, DE EXHORTACIÓN Y DE ARMONÍA QUE DIOS COLOCA A LO LARGO DEL SENDERO DE LA VIDA.