Wednesday, May 13, 2009

EL DILUVIO TECNOLÓGICO PRESENTE…

Tan solo hace unas cuantas décadas, allá en el año 1969, cuando estudiaba logística, utilizábamos un monstruoso sistema de computación, que había tenido que ser instalado en un enorme edificio con aire acondicionado, debido a los miles de bulbos que hacían posible su funcionamiento.

Adicionalmente, era una ardua y compleja tarea para nuestras mentes incipientemente introducidas al potencial de los pequeños agujeros, significando el uno y el cero, el vacío y el lleno, que eran las bases de la preparación y utilización de las tarjetas perforadas que se introducían en tan monstruoso instrumento para acelerar la computación de los datos.

Adicionalmente nuestras quijadas se anquilosaban y nuestras mentes se estremecían ante la complejidad del aprendizaje del misterioso COBOL (Lenguaje Común Orientado a los Negocios o Common Business Oriented Language, en inglés), así como del resto de los artilugios de las etapas tempranas de la parafernalia computarizada.

En esos tiempos ya soñábamos con la aparición de las computadoras de tercera generación que usarían transistores en lugar de los bulbos utilizados hasta entonces.


No cruzaba por nuestra imaginación que fuera posible lo que ahora, en una ocurrencia diaria, se ha constituido en un verdadero diluvio tecnológico de creciente e interminable sofisticación orientada al consumismo exigente y la comercialización desenfrenada.

Sin embargo, ya por ese tiempo se discutía, en mi entrenamiento sobre administración financiera, el principio de la obsolescencia planificada, donde, al mismo tiempo que se visualizaba, planificaba, desarrollaba un avance tecnológico, administrativo, o de cualquier índole o tipo que fuera, al mismo tiempo se hacía lo mismo en relación a lo que lo reemplazaría inevitablemente.

Y aún más, muchas veces se planificaba algo teniendo en cuenta que el objetivo primario no era ese algo sino lo que vendría después, al ser este desarrollo posterior el objetivo real de la investigación y del esfuerzo por mantener, lo que en términos financieros, se denominaba los mercados cautivos.

Esto es lo que vemos actualmente, llevado hasta los niveles más sofisticados. Basándose en rutinas sistemáticas, que en esencia no cambian sino que se adaptan en formas externamente diversas.



Los cambios innumerables, mínimos, y a veces hasta ridículos pero visual, comercial y emocionalmente atractivos, hacen que cada producto lanzado al mercado ya sea realmente obsoleto, al estar ya no solamente visualizados sino que hasta desarrollados los que habrán de sacarlos del mercado.

Por ello no me sorprende en absoluto lo que hoy en día es objeto de tantas peroratas y quejas sobre el irracional consumismo que se ha apoderado de las masas, sobre todo de los jóvenes, que se sienten realizados tan solo al adquirir lo que hay de más nuevo, y si es posible, más caro, en el mercado.

Lo que vemos hoy en día es la aplicación, a través de las técnicas de producción moderna, del desarrollo del ya determinado “principio de la obsolescencia”, llevado a sus etapas más ultimadamente sofisticadas y diversas.

Y en esta forma los productos así generados y lanzados al mercado, y en forma similar las denuncias y las quejas, saturan las ondas radiales, las pantallas televisivas, y las presentaciones cibernéticas, tal como en la última presentación del Foro Mundial Social llevado a cabo en Belem, Brasil, a fines de Enero y principios de Febrero de este año 2009.



Microscópicos chips, pequeñas cosas, adiciones mínimas periféricas, se visualizan, casi, por decirlo lo más gráficamente, a cada instante, para mantener el ritmo agobiante y creciente de la oferta del mercado y la obsesiva adquisición por parte de los adictos consumidores.

Pero una cosa permanece sin cambio, a como se nos decía en aquellos tempranos días del desarrollo final de las computadoras.

La planificación lógica y en secuencia, ya que es la base fundamental del cambio y la evolución social y tecnológica. O como en el castizo refrán: ¡Vístanme despacio, porque estoy de prisa!

Nuestros instructores enfatizaban la necesidad de que recordáramos que existe un axioma ineludible: si ingresas basura en el sistema, basura es lo que tendrás como resultado, no importa cuán exquisitamente lo disfraces.

El resultado lógico ha sido que la persona común y corriente de las presentes generaciones se han vuelto extremadamente hábiles en el uso de lo que, los menos en número, inventores y programadores, han desarrollado para el consumo de lo que ha venido en convertirse en un mundo adictamente adquisitivo.

Yo mismo soy un comprador y consumidor de artilugios, como el resto de mis compañeros de viaje en esta vida, a como jocosamente afirma mi esposa.

Pero todavía mantengo en mi ámbito interior la certidumbre de que todo lo que se repite más de tres veces requiere de un enfoque, planificación y desarrollo, sistemáticos.



SEGUID LEYENDO LA ENTRADA EN EL BLOG ANTERIOR A ESTA. ESTA ES TAN SOLO EL PRIMER MENSAJE DE LA SERIE.

No comments: